Ya queda poco para que el airbag cumpla 50 años de vida. Fue Mercedes-Benz la marca que el 23 de octubre de 1971, después de más de 10 años de investigación, registró la patente de un sistema que protegía a los ocupantes de sus vehículos de impactos frontales en caso de accidente. Desde ese momento hasta nuestros días, el airbag ha evolucionado mucho y ya no concebimos nuestros automóviles sin su existencia.
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La historia del airbag es digna de ser contada. Seguro que no sabías que durante los años 70 hubo varios fabricantes que decidieron abandonar la investigación de este dispositivo porque se llegó a considerar un elemento peligroso ya que llevaban pequeñas cargas explosivas que hinchaban la bolsa en el momento adecuado. Sólo Mercedes Benz se empeñó hasta asegurarse de que fuera una tecnología segura y fiable que en la actualidad se ha convertido en fundamental a la hora de hablar de la seguridad pasiva de un coche. Ya no podemos pensar en un automóvil de nueva fabricación sin él.
En este post, vamos a hacer un recorrido a lo largo de la historia de este dispositivo que tantas vidas ha salvado desde que se empezara a montar en los vehículos de forma masiva. Sus orígenes, el primer coche que lo montó, cómo funciona, si tiene caducidad… son algunas de las curiosidades que hoy te contamos en este curioso post.
¿Qué tiene que ver el airbag con la II Guerra Mundial?
Dicen que el verdadero origen del airbag se remonta a la II Guerra Mundial, cuando algunos pilotos empezaron a utilizar unos trajes de supervivencia que se llenaban de aire para poder flotar en el agua. Estos trajes se ponían en funcionamiento cuando el propio piloto sospechaba que podía sufrir un impacto. De ese incipiente desarrollo, fue en 1952 cuando apareció la primera patente de un airbag registrada por el norteamericano John Hetrick que trató de que le escucharan algunas marcas pero nunca lo consiguió.
¿Sabías cuál fue el primer coche en instalar de serie un airbag?
Ford y General Motors empezaron a trabajar con esta idea proponiéndose dos grandes retos: lograr la detección precisa de una colisión y conseguir que la bolsa de aire se hinchara entre 20 y 40 milisegundos después del impacto. Y en 1967 un ingeniero llamado Allen Breed ideó una sensor electromecánico que resultó ser básico para que el primer airbag se acabara haciendo realidad.
Sin embargo, no fue hasta diez años después de su patente, en 1981 cuando se montó en el Mercedes Clase S W126, después de probarse en más de 250 crash test y 2.500 test de carretera. Se trataba de un extra solo para el puesto del conductor y suponía un coste adicional de 1.780€ (unas 297.000 pesetas de la época). En aquel momento, la marca que lo patentó apostó por el airbag como pareja inseparable del cinturón de seguridad.

¿Cómo funciona un airbag?
La verdad es que de aire solo tienen el nombre porque un airbag no funciona con aire. En realidad, se trata de un dispositivo que contiene una bolsa de nylon que se infla gracias a una reacción química por detonación. Es una mezcla de diferentes elementos químicos que producen gas nitrógeno para inflar la bolsa de aire en aproximadamente 20 o 30 milisegundos después de haber sido activada por los diferentes sensores que detectan el impacto y determinan si es necesario inflarla.

¿Tienen fecha de caducidad?
Precisamente, al ser inflados a través de una reacción química, tenemos que saber que los elementos se degradan y pierden propiedades con el paso del tiempo. Además, el mecanismo de inflado puede perder eficiencia y salir del tiempo determinado de accionamiento. Un airbag moderno puede estar en buenas condiciones hasta 15 años, aunque en la actualidad todavía no hay una fecha de caducidad establecida.

¿Cuáles son las últimas evoluciones del airbag?
En 1994 llegó el airbag de cortinilla o lateral (protege el tórax y la cabeza de los ocupantes de ambas filas de asientos en un impacto lateral), de la mano de Volvo que llevaba trabajando en esta tecnología desde finales de los 60. Dos años más tarde, apareció el airbag de rodilla y fueron el Kia Sportage que se vendía en EEUU y el Toyota Avensis europeo los primeros en ofrecer estos airbag de rodilla hasta que en el año 2000 se generalizaron para el resto de los fabricantes. Como curiosidad, hay que saber que desde 2003 Euro NCAP no otorga las cinco estrellas a ningún modelo que no lo monte.
En 2008 apareció el primer airbag de espalda. El Toyota iQ, gracias a su peculiar construcción, debía ofrecer un sistema que amortiguara el impacto en la cabeza y las cervicales en caso de alcance. Como resultado surgió el primer airbag de cortinilla posterior.
En 2009, Ford presentó el primer airbag de cinturón, muy eficaz en caso de colisión frontal para los ocupantes de las plazas traseras que no disponen de sistemas de retención adicionales.
Y ya en 2012, Volvo fue la primera marca en ofrecer un airbag dirigido a reducir las lesiones de los peatones en caso de atropello. El modelo que lo estrenó fue el Volvo V40.

¿Y cuál es su futuro?
Algunos dicen que esta tecnología tiene los días contados ya que si pensamos en el concepto de vehículo autónomo llegará un momento en que no existan más accidentes. Pero la verdad es que esta realidad está todavía muy lejana así que por el momento necesitaremos los airbags para lidiar con colisiones.
De hecho siguen apareciendo nuevos airbags como el que a finales del año pasado, presentó Hyundai Motor Group. Su nuevo airbag lateral central, que sirve para separar el espacio entre el conductor y el pasajero, tratará de evitar las lesiones en la cabeza de los pasajeros de la primera fila. En caso de que no hubiera nadie en el asiento del acompañante, el airbag servirá para proteger al conductor de las colisiones laterales procedentes del lado derecho.
La marca coreana espera reducir en un 80% las lesiones de cabeza provocados por los pasajeros cuando chocan entre sí, que según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles la tasa de daños causados por este tipo de lesiones o por choques laterales de dentro del vehículo es de casi el 45%.