En este nuevo post de REPXPERT, el Blog del Taller Mecánico, vamos a hablar de los crash tests, la pruebas de choque que han jugado un papel crucial en la evolución de la seguridad pasiva de los automóviles actuales.
La seguridad pasiva de un automóvil se define como el conjunto de todos los elementos que protegen a los ocupantes del vehículo en caso de accidente. Esto incluye cinturones de seguridad, airbags, estructuras de deformación programada y la propia carrocería, por ejemplo. Por cierto, si te interesa la seguridad, no dejes de leer el post que en este mismo blog dedicamos al funcionamiento del airbag. Continuamos.

Los primeros métodos para evaluar la seguridad pasiva de un automóvil, empleados por los fabricantes más preocupados por este tema, fueron los crash tests. La idea era muy sencilla: estrellar un vehículo contra un obstáculo en condiciones controladas ysiguiendo el método científico. A continuación, los expertos evalúan los resultados para ver en qué zonas habían resistido mejor o peor la estructura del coche, y así poder aplicar los correctivos necesarios.
Simular la realidad
En estas pruebas de choque se intenta simular un accidente real con la mayor precisión posible, con el fin de anticipar el tipo de daños que podría causar a los pasajeros y luego introducir las modificaciones necesarias, antes de que el modelo entrara en producción.
Con el tiempo, las pruebas de choque han evolucionado muy rápidamente. El tratamiento estadístico de accidentes reales y el análisis cuidadoso de automóviles involucrados en accidentes reales, permitieron crear crash tests cada vez más similares a los accidentes del mundo real. Tanto en términos de velocidad y ángulo de impacto como en el tipo de obstáculos.

Los crash test dummies se llevan los golpes
Otra evolución muy significativa fue la creación de los “crash-test dummies”, los maniquíes que representan figuras humanas y que, a través de la incorporación de de sensores, son capaces de evaluar el tipo y la gravedad de los distintos impactos sufridos por los ocupantes durante un crash test.
Por supuesto, la evolución de la electrónica y las tecnologías de la información han permitido una gran evolución de estos elementos, que se han vuelto cruciales en la evaluación de resultados.
Toda esta acumulación de experiencia ha revelado que las ideas preconcebidas del principio no eran las más válidas. Por ejemplo, mostró que una deformación controlada de la estructura de un automóvil absorbe más energía que una deformación menor, ya que pasa más energía a los ocupantes y una mayor probabilidad de lesiones. Otra evolución provocada por los crash test fue la evolución de los cinturones de seguridad y los reposacabezas. Los primeros recibieron pretensores y limitadores de esfuerzo, para no causar daños a quienes los utilizan. Y en el caso de los reposacabezas, en muchos casos ya se dispone de regulación en alcance, y no solo en altura, para evitar el efecto latigazo en la nuca.

Pero quizás la evolución más destacada gracias a los crash test ha tenido lugar en los airbags. Los milagrosos cojines de aire que se llenan en fracciones de segundo, apenas ocurre el primer impacto; y que evitan que pasajeros y conductor choquen con el interior del coche. De los simples airbags frontales, pasamos a los airbags laterales, luego a los airbags de cortina e incluso a los airbags de los cinturones de seguridad. Ya hoy en día, algunos modelos equipan airbags en el centro de la cabina, para evitar que los ocupantes choquen entre sí.

Crash tests vs simulación virtual
Con la capacidad de computación actual, que permite simular en el mundo virtual la mayoría de las situaciones de accidentes en el mundo real, surge la pregunta de la necesidad real de «crash-test». Pero una cosa es segura, lograr la correlación entre el mundo virtual y el real no siempre es una tarea fácil, mientras que un crash test sigue siendo un ejercicio muy similar a la realidad y sorprendentemente brutal, para aquellos que ven en directo uno por primera vez.
Hoy en día se siguen realizando crash tests de varios tipos. El más clásico es el de colisiones frontales descentradas contra barreras deformables, que replica una situación que puede darse en un adelantamiento mal calculado. También hay diferentes pruebas de colisión lateral, que son especialmente críticas, ya que las zonas de deformación en esta zona de los coches son mucho más cortas, lo que pone en alerta a los airbags laterales. También está el impacto lateral contra un poste, que es una de las pruebas de choque más severas e incluso con vuelco, muy útil para los modelos descapotables. Casi cualquier tipo de accidente puede ser reproducido en un crash test realizado en laboratorio, generando una gran cantidad de información que los constructores analizan para conseguir que los coches sean cada vez más seguros en caso de accidente.