La centralita es una unidad electrónica encargada de gestionar y coordinar todos los sistemas del vehículo. Aunque, debido al origen de este dispositivo, se suele conocer como centralita a la unidad de mando motor (ECU, Engine Control Unit), lo cierto es que los vehículos equipan decenas de centralitas.
Orígenes de la centralita y evolución
Fue en los años sesenta cuando se instaló por primera vez una centralita Bosch D-Jetronic en un vehículo, en un Volkswagen 1600. Esta primera incursión consistió en la gestión del motor a través de un sistema de inyección electrónico, lo que permitió reducir el consumo significativamente y mejorar el rendimiento.
A partir de este momento, las continuas innovaciones de la electrónica permitieron minimizar el tamaño de los componentes, consiguiendo elementos diminutos e, incluso, microscópicos. Esto posibilitó la integración de más funciones en una compacta centralita y, además, otorgó mayores prestaciones a los sistemas existentes gracias a la precisión, rapidez y confianza que aportaba la electrónica. En 1978, se incorporó el ABS (antibloqueo de frenos) y, en 1995, el ESP (control de estabilidad), dos de los principales sistemas de seguridad activa del vehículo.
Ya en el siglo XXI, con el avance que aporta la mecatrónica, al integrar la electrónica en la arquitectura del vehículo, surgen nuevas unidades secundarias. Estas centralitas trabajan interrelacionadas, gestionando infinidad de datos para determinar los parámetros óptimos de funcionamiento grupal y con capacidad de auto-diagnosis.

¿Cómo funciona la centralita?
La centralita recibe los datos captados por sensores, detectores o centralitas secundarias a través del interfaz de entrada, donde estos datos se convierten en señales digitales. La CPU procesa la información recibida, realiza los cálculos necesarios (comparando los valores leídos con los predefinidos) y, de forma inmediata, toma una decisión según su programación. La respuesta es enviada a los diferentes sensores y actuadores permitiendo adaptar el funcionamiento del vehículo a cada circunstancia.
Además, memoriza información, de manera que los fallos o lecturas fuera de rango son almacenados en la memoria interna para poder ser leídos a través de una conexión OBD, mediante la máquina de diagnosis.
Debido a la gran cantidad de procesamiento de datos que requieren los numerosos y complejos sistemas equipados en los vehículos modernos, el control electrónico se ha repartido en diversas centralitas interconectadas entre sí y también ha propiciado la fusión entre centralitas. Esto ha permitido ahorrar espacio, peso y costes.
Hoy en día, prácticamente cada sistema tiene su propia centralita; de hecho, los vehículos más sofisticados de última generación pueden llegar a equipar hasta 100 centralitas. Sin embargo, lo que comúnmente conocemos por centralita en el taller mecánico, es la centralita del motor, que se encarga de dosificar el carburante, regular los niveles de emisión de gases, gestionar las revoluciones, mejorar el rendimiento y controlar el régimen de ralentí del motor.

Consejos de mantenimiento
La centralita es un componente que suele estar muy protegido y, por ello, no es común que se averíe; sin embargo, se puede estropear debido a la humedad o ante un pico de tensión. La humedad puede dañar la fuente de alimentación o bien el oxidar puntos del circuito. Mientras que una subida o bajada de tensión puede ocasionar el daño de transistores, condensadores, diodos y fisuras del circuito.
Ante una avería de la centralita, existen diversas vías de actuación. Cuando el daño es leve y está muy localizado, se puede reparar la placa base y es la opción más económica para el cliente. Otra opción, con mayores garantías, es la clonación, que consiste en copiar el contenido de la vieja centralita sobre otra nueva. Por último, cuando el daño de la centralita no permite la recuperación de los datos almacenados, debe reprogramarse una nueva centralita codificándola y activándola desde cero.
Aunque el mantenimiento estipulado para una centralita es nulo, sí es aconsejable realizar un chequeo visual, tanto del componente como de su anclaje y protección. Ante cualquier signo de humedad, se debe limpiar adecuadamente el dispositivo utilizando un limpiador de contactos especializado que disuelva los residuos de soldadura y de condensación y elimine también los depósitos grasos, de suciedad o polvo. Estos productos no son conductores eléctricos y se evaporan rápidamente, dejando los circuitos eléctricos secos y limpios.
¿Qué nos depara el futuro?
La importante evolución de las centralitas ha permitido mejorar las prestaciones de los sistemas del vehículo y, por ende, ofrecer al conductor un mayor confort y seguridad. La industria de automoción avanza de forma acelerada gracias a la creciente capacidad de innovación de constructores y socios tecnológicos como Schaeffler.
No hay duda de que tanto la electrificación como los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS), que acercan cada vez más al vehículo autónomo, marcan un rumbo que conllevará al crecimiento de las centralitas y a la complejidad electrónica del vehículo.