El sistema de desembrague hidráulico ofrece numerosas ventajas en términos constructivos, de peso, confort y mantenimiento. Por esto motivo, la industria apuesta cada vez más por incorporar esta tecnología. Aunque no siempre ha sido así. En los vehículos con embrague tradicional, en seco y accionado con el pie, es necesario un mecanismo que permita la transmisión de fuerza entre el pedal y el embrague. Para esta función, la industria ha recurrido a numerosas soluciones. En el concepto más sencillo, las fuerzas del pedal se transfieren del pedal a un mecanismo de palanca situado en la campana del embrague a través de un cable de mando. Mediante la palanca y el cojinete de desembrague se acciona el embrague.
Sin embargo, este sistema es de aplicación muy reducida, ya que en un compartimento de motor actual es tarea imposible colocar un cable de mando en línea recta entre el pedal y la palanca. Además, con un cable de mando no pueden realizarse radios estrechos dado que con ello la fricción y el desgaste aumentarían de forma inadmisible y se vería perjudicado el confort en el accionamiento del embrague. Por eso, en los sistemas de embrague actuales se recurre al accionamiento hidráulico del embrague. Y dentro de esta tecnología se pueden distinguir dos sistemas:

El desembrague semihidraúlico, en el que el cable se sustituye por un tramo hidráulico compuesto por un cilindro maestro en el pedal, un conducto y un cilindro esclavo situado en la caja de cambios, y el hidráulico, del que nos vamos a ocupar en este post.
En el desembrague hidráulico, que incluye un collarín hidráulico (CSC), se sustituye la horquilla en la campana de la caja de cambios por un cilindro hidráulico anular con cojinete de desembrague integrado, que se dispone en la campana del embrague entre la caja de cambios y el embrague, centrado con respecto al árbol de entrada de la caja de cambios (fig. 42).
Los sistemas totalmente hidráulicos cuentan con un menor número de piezas, lo que permite un montaje más sencillo para el fabricante de automóviles. Además, la colocación del conducto hidráulico en el compartimento del motor ofrece una gran flexibilidad estructural, lo que permite implementar esquemas de propulsión con mayor libertad, algo fundamental en estos tiempos de gran evolución tecnológica del automóvil.
Tampoco podemos olvidar que los sistemas de desembrague hidráulicos ofrecen un mayor confort de accionamiento para el conductor, debido a una menor fricción. Debido a estas ventajas, la industria apuesta cada vez más por esta tecnología, que tiene un impacto en el parque automovilístico cada vez más mayoritario.

Mantenimiento sencillo gracias a LuK RepSet Pro
A la hora de afrontar el mantenimiento de este componente, conviene tener en cuenta la interacción de los diversos sistemas que forman el embrague. Y es que, por principio, al cambiar el embrague es necesario cambiar al mismo tiempo el collarín hidráulico, debido a que éste se adapta específicamente a la vida útil del embrague y, por tanto, no está diseñado para resistir un segundo embrague. En este caso, corremos el riesgo de una avería mucho antes de que el nuevo embrague alcance su vida útil. Por esta razón, ambos componentes se ofrecen conjuntamente en Luk RepSet® Pro de forma específica para cada vehículo.