Los sistemas de embragues hidráulicos se han impuesto en la industria del automóvil gracias a su capacidad para proporcionar confort, suavidad y precisión al cambio de marchas. Sin embargo, estas ventajas implican la mayor complejidad del sistema de desembrague, que incorpora nuevos componentes entre los que destaca el collarín hidráulico o CSC. En este nuevo post, te queremos dar un consejo que te evitará caer en un fallo de instalación que se puede producir en vehículos Opel, además de otras marcas como Saab, Fiat o Suzuki. Antes de proseguir, recuerda que para sustituir un embrague hidráulico, la mejor opción para el profesional es LuK RepSet Pro, la solución de mantenimiento para embragues hidráulicos que incluye el disco de embrague, la prensa y, naturalmente, el collarín hidráulico.

Atento a la señal
El fallo que puede dañar el collarín hidráulico se produce durante la fase de purgado, y se manifiesta con una excesiva dureza del pedal durante el bombeo. Lo primero que tenemos que tener claro es que tan pronto se endurezca el pedal, es fundamental dejar de bombear presionando el pedal de embrague. Pero, ¿qué nos indica esta dureza del pedal? Sin duda se trata de un indicativo de que el circuito hidráulico contiene ya todo el volumen de líquido calculado para su capacidad, y todo este fluido es incapaz de retornar hacia el depósito.

Restos de la junta tórica
La causa de esta dureza suele ser que, al retirar el collarín hidráulico viejo (CSC), parte de la junta tórica, o incluso la junta completa, se ha quedado en el interior de la tubería. La presencia de este residuo se manifiesta con el endurecimiento del pedal durante el purgado. Si seguimos adelante forzando el circuito, podemos llegar a provocar la rotura física del CSC o la deformación del tope de éste, a causa de esta entrada masiva de líquido. Esto sucede porque el líquido llega al CSC con facilidad al ser empujado por la bomba de embrague pero no tiene forma de retornar de la misma manera al ser frenado por los restos de la junta tórica.
El método para evitar este fallo consiste en asegurarse de que se ha retirado por completo la antigua junta. Llegados a este punto, conviene recalcar que algunas juntas tóricas tienen forma de sombrero de copa, y puede dar la impresión de que se ha retirado por completo, cuando quedan restos en el interior. En cualquier caso, la mejor forma de evitar la rotura del collarín pasa por tener claro que la dificultad en el bombeo durante el purgado es indicativa de que algo no va bien, y no debemos forzar sin comprobar qué sucede.