Al igual que ocurre con los coches con motor de combustión interna, los valores de consumo de los vehículos eléctricos también se homologan según normas internacionales, establecidas por un organismo independiente de los fabricantes, en este caso el WLTP. Si este tema te interesa, no te pierdas este post en el que explicamos el funcionamiento del motor eléctrico.
Como ya hemos contado, para calcular la autonomía de un coche eléctrico se emplean las normas WLTP. Estas normas determinan los ciclos de trabajo de los vehículos que pretenden simular varios tipos de conducción, por ejemplo, en la ciudad, en la autopista o en una ruta mixta.
A partir de estos valores de consumo de energía aprobados se calcula la autonomía de los coches eléctricos. Para obtener un valor de autonomía, hay que hacer cálculos basados en la capacidad útil de la batería, que es algo inferior a la capacidad bruta. Por razones de fiabilidad, durabilidad y seguridad, esta capacidad bruta de las baterías de los vehículos eléctricos nunca se utiliza hasta que ésta llega a cero.

¿Qué valor aprobado debo tener en cuenta?
Para conocer la autonomía de un coche eléctrico, debes consultar los valores homologados que proporcionan los fabricantes. Pero no hay que olvidar que, al igual que ocurre con los vehículos con motor de combustión, existen diferencias entre las normas de homologación y las cifras reales obtenidas por cada conductor.
Estas diferencias están relacionadas con el tipo de rutas más utilizadas por los conductores y también con su estilo de conducción, que puede diferir de las normas de homologación.
Por lo tanto, para cada conductor, es aconsejable estudiar la gama anunciada por los fabricantes, comprobar qué tipo de norma corresponde a qué valor anunciado por el fabricante y así tener en cuenta el tipo de uso que más se aproxima al uso que se hará de él.
Cabe señalar que existen diferencias considerables en las autonomías anunciadas para los ciclos urbanos y mixtos. Las primeras son las que permiten una mayor autonomía, ya que los vehículos eléctricos aprovechan todos los momentos de desaceleración para regenerar energía que luego se envía a la batería, reduciendo así el consumo total.
Por otro lado, un mayor porcentaje de conducción por carretera o autopista aumenta el consumo de energía, lo que reduce la autonomía.

Autonomía frente a peso
En términos técnicos, la autonomía depende de varios factores, el más relevante de los cuales es la capacidad de la batería, medida en kWh. Cuanto más alto sea este valor, más probable será que el vehículo tenga una mayor autonomía. Por otro lado, cuanto más ligero sea el vehículo, menos energía se necesitará para moverlo y mayor será la autonomía. Son dos factores con efectos contrapuestos, porque cuanto más capacidad tenga una batería, más pesada será.
El tercer factor es la eficiencia de todo el sistema de propulsión eléctrica. No todos los vehículos eléctricos tienen la misma eficiencia, como ocurre con los de motor de combustión. Desde la gestión del sistema hasta la eficiencia de los motores eléctricos y la propia batería, todo puede optimizarse para aumentar la eficiencia. Los fabricantes trabajan continuamente en este ámbito, introduciendo mejoras que a menudo implican la aplicación de nuevos programas informáticos, que pueden introducirse en los coches que ya están en circulación mediante actualizaciones «over the air” o a posteriori.
Al final, hay otros factores que influyen en la autonomía, como la fricción de los neumáticos sobre el asfalto, lo que explica que se desarrollen neumáticos específicos para su aplicación en vehículos eléctricos. La aerodinámica también es un factor que evoluciona constantemente para reducir la resistencia al aire y aumentar la autonomía de los coches eléctricos.
Por todo ello, la elección del vehículo con mayor autonomía no es un tema fácil de responder e incluso tendrá varias respuestas, dependiendo del tipo de uso y estilo de conducción de cada conductor, así como de las características de cada vehículo. Hay que tener en cuenta que, al igual que ocurre con los vehículos de combustión, los vehículos eléctricos también están presentes en varios segmentos del mercado, con finalidades distintas y costes de adquisición también muy diferentes.
(fotos: Volvo y VW)